Kara Cederquist tuvo la gentileza de contar su impresión sobre
su estancia con nosotros en Castro, Chiloé. Le maravillaron muchas cosas: la
vista al mar, el amanecer observado desde la habitación, “las colinas envueltas
en la niebla”, el canto de los pájaros nativos y los coloridos botes pesqueros
fondeados en las pintorescas caletas, a sólo unas cuantas cuadras de distancia.
Destacó también el servicio y la dedicación y hospitalidad de la anfitriona, y
afirmó que aquí, con un buen descanso con nosotros, se inicia una emocionante
aventura, la de visitar, conocer y disfrutar de la mágica tierra de Chiloé.
¡Gracias por todo, Kara!
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